Lo peor de mi trabajo

¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que menos te gusta en tu trabajo? Yo no necesité hacerme esa pregunta porque lo descubrí el día en el que tuve que atender un accidente mortal.

La mayoría de los accidentes suelen ocurrir por simples tonterías, un despiste mirando el móvil, un animal que se cruza, una cabezada por el sueño… en un segundo la vida se acaba y se hace duro ver cuantas vidas se pierden por motivos que podrían haber tenido solución.

Mi primer jefe me advirtió siendo becaria: «si te dedicas a la conservación de carreteras, ojalá nunca tengas que vivir un accidente mortal en el que se presenten los familiares de la victima». ¿Casualidades del destino? al finalizar la beca, la empresa me ofreció un puesto como jefa de operaciones y el temido primer accidente mortal llegó. El accidente había sido cerca del pueblo en el que vivía la víctima y su familia se acercó al lugar. Tristemente jamás olvidaré ese momento. Cada vez que recibo la llamada con la noticia de un accidente mortal me recorre el cuerpo esa sensación tan amarga y los nervios de como si fuera el primer día.

He dudado bastante en si el títular de este post era el correcto o no, pero tengo que admitir que esta parte que os describo hoy es sin duda lo peor de mi trabajo, aún así, ¡adoro mi trabajo! y saber que las decisiones que tomo cada día ayudan a mejorar la seguridad de las personas que viajan por las carreteras de nuestro sector, me produce una satisfacción enorme.

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Foto de accidente de tráfico (no mortal)

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